La chica a la que le sentaba también vestir de rosa. La chica a la que le hacían sufrir tanto por amor o incluso de la que una vez se olvidaron de su cumple, la princesa, la encantadora pija. Esa era Molly Rinwald, la musa del cine de los ochenta y sobre todo la musa del mítico John Hughes.
¿Y porque hablo ahora de esta encantadora actriz? Porque ayer vi el estreno de la serie “Vida secreta de una adolescente” en Cuatro y allí estaba ella, interpretando a la madre de la quinceañera protagonista. La verdad es que esta mayor, pero claro, ha crecido conmigo prácticamente con lo cual somos mayores. Pero aun así sigue conservando esa maravillosa sonrisa en su pecosa cara y me alegre mucho de verla. Quien lo iba a decir, haciendo de la madre de la que hace unos años era su personaje.
La serie no es que sea una maravilla (después de “el sequito” habrá pocas que me sorprendan) pero se deja ver, es la típica serie con esa factura y trama de adolescentes con una sola idea en la cabeza. Yo la vere siempre que pueda y volveré a disfrutar de Molly, y aprovechare para volver a echar un vistazo a las pelis que hizo con Hughes, eso era el autentico cine de palomitas amigos. Un saludo.